En eso consiste la vida. Cuando caigas, levántate sin nigún
miedo. Si tropiezas haz lo inevitable para no llegar a caer. Respóndele a
la gente que te ha hecho sufrir con tu mejor sonrisa, aún preguntándose
como puedes estar así de bien después de todo. Sal a la calle y plátale
cara al miedo. Que nada ni nadie te detenga. Lucha por tus sueños,
algún día los conseguirás. Atraviesa las murallas que te ponga la vida.
Ríete de cosas que apenas tengan importancia, y ríete aún más de las que
si la tienen. Y sobre todo, vive cada día como si fuera el último.
Puedes sentirte sola y estar en medio de un millón de personas, puedes
gritar y que nadie te oiga, o preguntar y que nadie te conteste. Querer y
no tener, luchar y no conseguir, pelear y no ganar, dar y no recibir.
Pero... ¿Sabes qué? Habrá otros momentos en que estés sola pero te
sientas rodeada de mil personas que te quieren. Sin decir nada, alguien
sabrá que las cosas no van bien. Sin preguntar te dirán lo que necesites
oir, conseguirás cosas sin luchar, sobre todo aquellas que no quieras
pero ganarás batallas sin dejarte la piel en el camino. Recibirás sin
tener que dar nada a cambio. Y después de todo esto, alguien te enseñará
que el único truco que sirve es seguir y sonreír pase lo que pase.
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